La comuna de Correa, a menos de 60 kilómetros de Rosario, viene apostando desde 2018 por una iniciativa transformadora: convertir los residuos orgánicos en recursos valiosos a través del compostaje. Este proyecto comenzó con un estímulo desde la comuna que consiste en un descuento del diez por ciento en la tasa urbana para aquellos vecinos que realicen compostaje en sus viviendas.
A ese beneficio, que se mantiene en la actualidad, se sumó la entrega de una compostera para uso doméstico a cada familia que lo requiera. La iniciativa creció al punto de incluir composteras comunitarias y programas educativos que involucran a niños.
Actualmente, las cuatro composteras comunitarias están instaladas en el Polideportivo comunal.
Con la intención de sostener el esfuerzo por reducir los residuos sólidos urbanos, los costos de recolección y el impacto ambiental, desde la comuna, cuyo jefe actual es Nahuel Cejas, comenzó el último noviembre una prueba piloto enfocada en las generaciones futuras. La propuesta es juntar residuos orgánicos en casa y canjearlos semanalmente por frutas frescas.
De la misma, ya participan niños de salita de tres años del Jardín de Infantes Nº 77 y estudiantes de 2° grado de las Escuelas Nº 254 y Nº 1290.
Resultados que trascienden lo ambiental
El compostaje no solo promueve el cuidado del ambiente, sino también incentiva hábitos saludables y fomenta la economía circular, transformando residuos en compost y residuos en conciencia.
Su impacto y beneficios en Correa son amplios, de acuerdo a lo que explicaron desde la comuna. Se reducen los volúmenes y pesos de residuos destinados a rellenos sanitarios, disminuyendo la huella de carbono, se ahorran costos en recolección y disposición final. y además, se generan vínculos comunitarios y conciencia ecológica desde la infancia.
La experiencia piloto con niños no solo busca educar a las nuevas generaciones, sino también generar replicadores de buenas prácticas en la gestión de residuos. Como afirman desde la comuna, este tipo de iniciativas consolida una forma sostenible de vivir, donde la “basura” deja de ser un problema y se convierte en oportunidad.